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Saturday, March 13, 2004
  yo si estaba ahí cuando conocí al chaneque. fuimos en el dembulamóvil, tragándonos las rayas de la carretera libre, alimentándonos del tiempo y comiéndome las uñas. la gasolina decidía el final del camino y los pies el destino entre los matorrales del cerro antes del cerro en medio de la nada del bosque verde seco en el traspatio de la ciudad y el mezcal que brotaba del pozo sonaba a sirena. ellos se quitaron la ropa y yo también y me tiré en el pasto cuando no estaba nadie más que el mezcal hablándome a los ojos cerrados visiones del televisor descompuesto, abiertos, el sueño de la realidad, buscando una visión, buscando una visión.
dentro de la cúpula de ramas estaba su voz, clamando desde la ciudad, recitando poesía del smog del arrabal. un chaneque, un pequeño duende gris con metal guitarra en mano, no más grande que mi mano abierta, ahí, cantando. lo seguí dentro del bosque, todo volviéndose rojo y luego gris y luego ciudad ámbar y luego paredes viejas con retazos de papel tapiz y altares de botellas viejas de vino barato y noches olvidadas antes de ser conocidas.
y abrí los ojos, debajo de un camión rugiente, un coche, otro, una pared infinita y autos y más autos y camiones y una pared infinita de autos y una pared de concreto y miré mis manos de perro y sentí mi lengua seca y mi hambre y mi ser fue el asfalto y mi consciencia el mundo y los autos me atravesaban y me aplanan y me aplanan hasta que la lluvia me convierte en lodo debajo de las llantas de los autos y mi alma quiere huir pero encuentra pared y malla metálica y autos rugientes y noche y autos y muerte y despierto.
estoy en medio del bosque, una botella de plástico cuesta un peso y el líquido se ha terminado, el mezcal se ha ido, tengo ropa, tengo tres pesos y mi mano detiene al autobús en medio de la brecha que lleva a la carretera hacia la gran ciudad de guajandamara, que no se parece a la ciudad de donde vino el chaneque que ya se queda atrás, con el deambulamóvil, con la desesperación de copular con mujer, con la desesperación de amar, con la desesperación de la soledad, con la soledad del bosque, hacia la soledad de la ciudad.